PRINCIPIOS PARA UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD

En el desarrollo integral humano, el afecto está presente en cada uno de los aspectos desde el inicio de nuestra vida, incluida la escolaridad.

Todos los niños, niñas y jóvenes tienen derecho a participar de una experiencia estimulante y respetuosa con fines educativos.

Las normas disciplinarias propias de la vida estudiantil deben ser explicadas y razonadas con los niños, niñas y jóvenes a partir de las necesidades de la convivencia grupal.

Respetando la individualidad de cada niño, la institución educativa es la responsable de ofrecer oportunidades de socialización en un ambiente seguro y responsable.
Los talleres de expresión artística permiten el desarrollo de habilidades e intereses que favorecen la expresión de la personalidad y fomenta la apreciación estética.

Cada niño, niña y joven es un sujeto que está formando su personalidad, con diferentes gustos, intereses, fortalezas y debilidades, que los docentes deben aprender a conocer, valorar y canalizar para el mayor beneficio de nuestros estudiantes.

Las palabras del adulto, que explican los sentimientos como cariño, miedo, descontento, enojo, son indispensables para el crecimiento desarrollo de inteligencia emocional.

Se aprende mejor cuando se puede manipular, experimentar, construir, comparar, resolver, en una situación que permita elaborar los aprendizajes adecuados.

Obtener altos niveles de rendimiento académico es la conclusión de una educación operativa, integral y con objetivos progresivos que se refleja no sólo en calificaciones sino en acciones.